San Petersburgo, Rusia, 10 jul (PL) Bélgica tiene hoy ante sí una oportunidad de oro; en sus manos está la oportunidad de clasificar por primera vez en la historia a la final de la Copa del Mundo de fútbol; Francia, el gran adversario.
Los belgas suman cinco triunfos al hilo en el Mundial de Rusia, tras vencer a Panamá, Túnez, Inglaterra, Japón y más tarde, en cuartos de final a Brasil, hasta entonces el gran favorito al trono.
Además de ser la única escuadra con paso perfecto en la tierra de los zares, la proeza de los belgas de hilvanar esa cantidad de victorias tiene pocos precedentes en citas mundialistas, apenas seis selecciones lo habían logrado: Brasil (1970, 2002), Polonia (1974), Italia (1990), Holanda (2010) y Argentina (2014).
Hoy, en el estadio Krestovski de San Petersburgo, antigua Leningrado, los Diablos Rojos deberán seguir rompiendo moldes, pues se enfrentan a Francia, un adversario de armas tomar al que jamás pudieron superar en campeonatos del orbe.
Bélgica perdió ante los galos por 3-1 en 1938 y por 4-3 en 1986, en la disputa por el tercer lugar.
De hecho, ese torneo de 1986 fue en el único que los belgas habían logrado acceder hasta las semifinales, pero en esa instancia claudicaron ante la imparable Argentina de Diego Armando Maradona, a la postre monarca del certamen.
Contra Francia, sin embargo, los belgas tienen un vasta historia de enfrentamientos más allá de las copas del mundo. En total, en 73 duelos, los Diablos Rojos archivan 30 victorias ante Les Bleus con 24 derrotas y 19 empates.
En esta ocasión la paridad es suprema entre ambos elencos. Kevin de Bruyne, Eden Hazard y Romelu Lukaku tendrán que imponerse a Antoine Griezmann, Kylian Mbappé y Paul Pogba para meter a Bélgica, por primera vez, en el partido por la corona, a solo un paso de su Potosí.
Es difícil decir si será un partido con más foco en lo defensivo. Ambos equipos tenemos recursos para hacer un duelo ofensivo espectacular, pero el objetivo es ganar, remarcó De Bruyne, uno de los grandes candidatos al Balón de Oro en 2018.
Genio en el centro del campo y jerarca sublime entre sus compañeros, el volante del Manchester City recordó que hace un tiempo dijo que «aunque parezca arrogante, a Rusia iremos a ganar».
Los franceses, mientras tanto, harán hasta lo imposible por obtener la victoria para incluirse una vez más a la final, como hicieron en 1998 y 2006.
Es un partido de dos países limítrofes. Los conocemos muy bien: yo juego con tres de ellos en Tottenham. Habrá enorme calidad de jugadores en el campo de juego mañana. Será un gran partido, de altísimo voltaje y nosotros debemos elevar nuestro nivel para alcanzar el desafío, resaltó Hugo Lloris, el arquero titular de los franceses.
En 1998, recordemos, los galos alzaron el trofeo de monarcas de la mano de Zinedine Zidane, uno de los grandes genios del balompié moderno, pero en aquella selección también estaba Didier Deschamps, el actual seleccionador de Francia.
Estaremos listos y nos adaptaremos a la organización que plantee Bélgica. Ellos no llegaron hasta aquí de casualidad. Yo preparé a mis jugadores para diferentes escenarios, y eso no está vinculado solo con este oponente. Trabajo así sea quien sea el rival, explicó el estratega, capitán de aquella selección francesa que venció por 3-0 a Brasil en la final de 1998.
De cualquier manera, el choque se antoja épico. Miles de fans vinieron hasta San Petersburgo para deleitarse con buen fútbol pero sobre todo, para apoyar hasta la demencia a su equipo.
Bélgica quiere su Potosí, nunca pudo encontrarlo en la selva del fútbol mundial; Francia añora otra torre Eiffel, un segundo cetro del orbe.